Hemos pasado ya la mitad de la semana de Escuelas Viajeras y estoy francamente contento de cómo se desarrolla todo. Lo primero diré que el comportamiento de nuestros niños es muy bueno. Están aprendiendo muchas cosas: a organizarse lejos de casa (se hacen ellos las camas, ordenan las cosas, sirven la mesa cuando les toca, etc), a compartir todo con otros niños, a observar y experimentar paisajes, lugares y entornos diferentes al nuestro y, además, se lo están pasando bien. Supongo que echan de menos a las familias, porque hay varios que es la primera vez que salen de casa sin sus padres, pero os diré que no ha habido lloros ni por la noche ni por el día y los niños y niñas pasan el día contentos y jugando con los demás siempre que el programa diario lo permite. Las fotografías que cada día cuelgo en este blog dan muestra de todo esto. En fin... que sólo puedo hablar mucho y bien porque se está cumpliendo todo lo previsto.
Pero vayamos al día de hoy, en el que hemos visitado uno de los lugares que personalmente más me gustan y que me sorprendieron enormemente por su belleza natural cuando los conocí por primera vez, en una ruta en bicicleta, en compañía de más gente de Fitero, hace 15 años. Son los Arribes del Duero. Son cañones excavados por el río Duero de gran profundidad y de una belleza impresionante. Esta mañana hubo que ir casi hora y media en autobús desde nuestro albergue, hasta llegar a la localidad de Vilvestre. Lo primero fue visitar una fábrica de quesos, en la que nos explicaron y vimos el proceso de fabricación del queso con leche de oveja.
Seguimos en la misma localidad y allí visitamos el museo de la Casa del Fraile, sobre la historia y naturaleza de la Comarca.
Tras almorzar en la Plaza de la Iglesia de Vilvestre fuimos dando un paseo hasta el Mirador del Duero. Allí contemplamos un paisaje agreste espectacular. El río Duero dibuja una línea de agua en la profundidad del cañón natural y separa España de Portugal a lo largo de más de casi 150 km. Frente a nosotros, a muy pocos metros en línea recta teníamos un pueblo portugués: Freixa da Espada Cinta. Tuvimos tiempo para escuchar las explicaciones del guía y luego regresamos, dando un paseo, a coger el autobús para ir a comer a Aldedávila de la Ribera.
Por la tarde fuimos a Ledesma, una villa histórica que guarda importantes monumentos de su pasado: varias iglesias, una fortaleza y dos puentes monumentales. Visitamos la fortaleza, la iglesia más importante, el Ayuntamiento y los puentes sobre el Tormes. La lluvia, a última hora, hizo que regresáramos más rápido al autobús.
Ya en Salamanca hicimos las tareas de cada día: el concurso por equipos, la cena, la ducha y a dormir. A estas horas descansan ya en la cama, Mañana volvemos a ir cerca de la frontera portuguesa, a Ciudad Rodrigo y a los pueblos de la Sierra de la Peña de Francia, entre los que destaca La Alberca.
Para que veáis lo que hemos hecho hoy, os dejo el enlace de las fotografías:
https://picasaweb.google.com/116763873773255703094/25DeOctubreDe2012#
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